Como en un viaje ilusorio a través del tiempo y del espacio, bajo la carpa del amor y de lo besos, en una reveladora transgresión que une amor y sexo, se desarrolla la esencia de esta serie denominada “12 besos de amor y una píldora desesperada”.

Neruda, el viejo diplomático viajero, sembró con sus versos las escenas de amor más importantes de la historia del cine.

Como evocador del amor puro, del amor esencial, y del amor humano sostenido en los cuerpos, la piel, los sexos y los labios, creó una melodía de poemas que inspiraron las

escenas más dulces, más tiernas, más cinematográficamente perfectas.

Sin embargo, subyaciendo en el sueño romántico del beso –ojos cerrados, cálido aliento cercano- se esconde la pasión y el deseo, el sexo fuerte y duro en las habitaciones de hotel, en los camarotes de barcos, en las estancias apartadas a la vista que albergan caricias, gemidos y estertores.

El beso de amor es intemporal, ubicuo, eterno, principio de todo. Y está lleno de color, de paisajes, de sugerencias, de ternura y de poesía. Y tal que así, aquí lo presentamos.

Pero no somos los únicos, ni los primeros. Porque alguien, como el maestro Eugenio Chicano, hace años que lo vislumbró desde su perspectiva pop y con la elegancia y soltura que le caracteriza lo inmortalizó en una serie espléndida, cromáticamente brillante, pictóricamente perfecta. La Factoría Pláxtica, pues, quiere hoy, con esta muestra, aprovechar para rendir homenaje al precursor, al guía artístico de estos “besos”, en un intento de redundar en las claves plásticas que él, una vez, sacó a la luz.